Percepciones sobre las personas migrantes en un escenario de poscrisis

XIV Jornadas de Formación de Cáritas Oeste

Esta semana han tenido lugar las jornadas de formación y reflexión de Cáritas en la zona oeste de la ciudad. La parroquia de Jesucristo Resucitado acogió los pasados lunes y martes, sendas sesiones sobre las percepciones y actitudes que la población vasca muestra ante la inmigración extranjera, y también sobre la estrategia antirrumor, como herramienta de superación de prejuicios.

La primera de las jornadas corrió a cargo de Ikuspegi – Obervatorio Vasco de Inmigración. Su director, Gorka Moreno, ofreció a las personas asistentes algunos datos para contrastar creencias y percepciones que dificultan la aceptación y la convivencia entre culturas.

Algunos datos

En Euskadi el porcentaje de personas extranjeras es bastante menor en relación con el que presentan otras comunidades del Estado. Los datos aportados por Ikuspegi (de enero de 2016) apuntan una media del 8,6%, siendo en España del 13, 1%. Señaló Gorka Moreno, que el flujo migratorio está en consonancia con la empleabilidad: «la mayoría de las personas vienen a trabajar y se mueven con ese fin». Añadió que aunque se ha registrado mucha movilidad, no ha sido tanta como se piensa, porque muchas personas han conseguido la nacionalidad y han dejado de ser contabilizadas como extranjeras. Otros datos de contraste son que el 90% de las personas inmigrantes que residen en la Comunidad Autónoma Vasca están regularizadas; también que la Renta de Garantía de Ingresos la perciben mayoritariamente personas nacionales (64%); el porcentaje de RGIs concedidas a personas extranjeras es del 36%. A pesar de este dato, el índice de pobreza del colectivo inmigrante está muy por encima del del autóctono.

En cuanto a procedencia, en Euskadi el porcentaje mayor es el de personas de Latinoamérica, aunque en Álava es mayor el número de personas del Magreb. En el primer caso, la mayoría son mujeres; quienes vienen del Magreb y África Subasahariana son mayoritariamente hombres. Las mujeres latinoamericanas vienen a trabajar y lo hacen en el cuidado de mayores y en las tareas domésticas.

Percepciones ante la inmigración

Gorka Moreno ofreció también algunas consideraciones sobre las actitudes que la sociedad vasca muestra ante la migración. Desde Ikuspegi destacan que el índice de tolerancia a las personas migrantes es mayor en tiempos de bonanza económica. También se aprecia una mayor aceptación en personas con alto nivel adquisitivo y formación, que no sienten que su trabajo esté en riesgo; sin embargo, «esta amenaza sí es percibida por personas con ingresos iguales o inferiores a 1.000 euros».

Estrategia antirrumor

Con los datos y las valoraciones de los mismos sobre la mesa, el paso siguiente es trabajar por la superación de los prejuicios y las resistencias ante la inmigración. Por ello, la segunda jornada estuvo dedicada a conocer la estrategia antirrumor. Se encargó de ello Andoni Basterra, técnico municipal del Servicio para la Convivencia y la Diversidad y responsable de la estrategia Antirrumor.

Comenzó por presentar la estrategia antirrumor como una herramienta comunicativa dirigida a «prevenir la discriminación y el racismo interviniendo sobre las percepciones, actitudes, estereotipos, prejuicios y rumores negativos que la población proyecta sobre la diversidad cultural y la inmigración extranjera”. La forma de hacerlo es favorecer la creación de redes de personas que asuman acceder a quienes presentan percepciones negativas y resistencias en relación con las presonas migrantes, y favorecer un cambio de actitud hacia la convivencia y el desarrollo comunitario.

Para ello, contó Andoni Basterra, se trabajan conceptos clave como el de cultura, etnia y raza, con el objetivo de promover la reflexión y el pensamiento crítico. La estrategia antirrumor contempla también una invitación a hacer ejercicios de autorreflexión acerca de los prejuicios y estereotipos que sustentan los rumores, de tal forma que salgan a la luz las resistencias propias y del entorno más próximo para poder enfrentarlas en clave de comprensión mutua y convivencia intercultural. Por último, la sensibilización antirrumores aporta herramientas y respuestas, que  favorecen una comunicación reflexiva y un diálogo productivo y positivo con aquellas personas a quienes se quiere acompañar en su cambio de forma de pensar respecto a las personas inmigrantes.

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