‘Queremos que los pobres sean protagonistas de su propio desarrollo, no nosotros’.

1 de Agosto de 2008

‘Queremos que los pobres sean protagonistas de su propio desarrollo, no nosotros’.

Entrevista con el obispo español Miguel Ángel Sebastián, presidente de Cáritas Chad.


Cáritas
. 1 de agosto de 2008.- “Queremos que los pobres sean los protagonistas de su desarrollo, no nosotros”. Con esta convicción resume monseñor Miguel Ángel Sebastián el papel de Cáritas en Chad, uno de los países más pobres del mundo. Obispo desde 1988 de la diócesis de Lai, en el sur del país, este misionero comboniano nacido en Zaragoza hace 57 años se considera africano por los cuatro costados después de 31 años pasados “al lado de la gente” en esta nación azotada por una sucesión de guerras desde hace tres décadas.

Protección de los refugiados sudaneses de Darfur

Como presidente de Cáritas Chad, monseñor Sebastián coordina las actividades de Cáritas de varios campos de refugiados situados en el Este del país, donde algo más de 300.000 personas han huido de la guerra de Darfur. Cáritas administra tres de estos campos que están bajo protección del ACNUR. “Gracias a la colaboración de las Cáritas de varios países, entre ellos España, podemos llevar a cabo nuestro programa de emergencia”, afirma este obispo misionero, al tiempo que matiza que la acción socio-caritativa de la Iglesia –“no olvidemos que es uno de sus tres pilares”, subraya– tiene que ir más allá de la asistencia inmediata y “promover todo lo que ayude a la gente a vivir con paz, justicia y dignidad”.

Los refugiados sudaneses de Darfur llegaron hace algo más de tres años al Este del Chad, una conflictiva zona cruce de caminos de rebeldes y soldados de ambos países, donde desde hace varios meses se inició el despliegue de una fuerza de paz de la Unión Europea para garantizar su protección. Pero, a veces, los conflictos pueden surgir también de la convivencia diaria con la población local. Este obispo español sabe que es un problema que hay que afrontar con serenidad: “Cuando los refugiados llegaron –explica–, la población local les acogió bien y con simpatía, pero como muchos de ellos llegaron con sus ganados, al pasar el tiempo la gente ha visto que han contribuido a la desertificación, el empobrecimiento de los suelos y la escasez de pastos en unas tierras donde ya de por sí llueve poco. Por eso en Cáritas siempre queremos que una parte del programa de ayuda beneficie a las comunidades de acogida, ya que si no lo hacemos, éstas, además de los efectos negativos sobre sus cultivos, ven que las ONG ayudan mucho a los que han venido de fuera, mientras que ellos se quedan al margen, lo que crea un malestar que puede llegar a estallar”.

Ayuda de emergencia y desarrollo a largo plazo

Estas ayudas no sólo se centran en la distribución de víveres, que puede considerarse como una actividad de emergencia, sino también en un programa más a largo plazo. Como indica monseñor Sebastián, “Cáritas también perfora pozos de agua potable, apoya a los agricultores con cursos de formación y distribución de semillas, y nos ocupamos también de programas de educación en los campos de refugiados y las comunidades locales”.

En sus 31 años como misionero en Chad, el presidente de Cáritas en ese país, ha visto de todo. Y con su sinceridad de aragonés que habla claro y directo, confiesa que no todo le gusta. “Sobre todo los que quieren hacer experimentos con los africanos”, sentencia. Y es que monseñor Sebastián, al mismo tiempo que agradece profundamente a los donantes de su diócesis su generosidad, no oculta que “a veces se encuentra uno con financiadores que, tal vez con buena voluntad, quieren que hagamos las cosas como ellos desean para probar si sus nuevas ideas pueden tener éxito sobre el terreno”. A eso llama él “querer hacer experimentos”.

Miguel Ángel Sebastián aprendió mucho de los chadianos durante sus primeros años como misionero “alrededor del fuego, por la noche, oyendo hablar a la gente en su lengua de sus problemas reales”. Por eso, está convencido de que el desarrollo tiene que partir de escuchar a las personas, y la mayor parte de los 650.000 habitantes de su diócesis son agricultores. Por eso, los programas de desarrollo integral impulsados por Cáritas prestan una gran atención a los campesinos. “Les ayudamos a organizarse en cooperativas –señala– y a recibir cursos de formación que puedan ayudarles a mejorar la producción de arroz, la ganadería y la gestión de granjas avícolas”.

La educación de la juventud es otro de los componentes de la acción socio-caritativa en su diócesis, que dirige diez escuelas primarias y un colegio de enseñanza general y técnica llevado adelante por una comunidad de hermanos de La Salle cameruneses.

Asimismo, uno de los proyectos que ha cuidado más en su diócesis es un hospital con 75 camas, que presta una atención sanitaria de calidad a una vasta población. “Hacer que este hospital funcione a diario necesita una financiación continua, ya que con lo que la gente contribuye no podemos pagar al personal, comprar medicamentos y mantener las estructuras”, recuerda monseñor Sebastián.

Lucha contra el SIDA

Como ocurre en otros países africanos, desde hace varios años el SIDA es, como subraya el presidente de Cáritas Chad, “un obstáculo mayor al desarrollo de la persona”. La diócesis de Lai se ocupa de este tema con un programa que incluye actividades de sensibilización de personas en grupos de riesgo, así como tratamiento con antirretrovirales que reciben gratuitamente del Gobierno. “Además, ayudamos a los seropositivos y los enfermos de SIDA con alimentos que les ayudan a mantenerse sanos y medicamentos para hacer frente a las enfermedades oportunistas. También damos apoyo escolar a más de 200 huérfanos y ayudamos a las madres seropositivas para que alimenten a sus bebés con lactancia artificial, para evitar la transmisión del virus”.

Entre los últimos proyectos puestos en marcha por esta diócesis del sur de Chad están varias acciones a favor de los disminuidos físicos y de los niños de la calle, una realidad que va en aumento. Todo un volcán de actividades a favor de los más desfavorecidos, que requiere una buena financiación y mejor administración. Para llevar adelante esa importante labor de opción por los último y no atendidos en Chad, monseñor Sebastián lleva varios años recibiendo la ayuda generosa de donantes privados y de la Confederación Cáritas Española. “Afortunadamente –concluye con una sonrisa cómplice el prelado– ninguno de sus ellos son aficionados a los experimentos”.

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