Las Cáritas de Georgia y Rusia atienden a los desplazados por la guerra.

18 de Agosto de 2008

Las Cáritas de Georgia y Rusia atienden a los desplazados por la guerra.

Cáritas. 18 de agosto de 2008. Las Cáritas de Georgia y la Cáritas rusa de Vladikavkaz continúan su trabajo de atención humanitaria de emergencia a los desplazados del conflicto que han huido de las zonas en guerra en esta región del Cáucaso.

Según los datos más recientes de Naciones Unidas, unas 100.000 personas han abandonado sus hogares a consecuencia del conflicto, de los cuales 12.000 son desplazados dentro de Osetia del Sur, 34.000 han cruzado la frontera hacia la región rusa de Osetia del Norte y 56.000 han huido de sus casas en Gori, la segunda ciudad georgiana cerca de Osetia del Sur.

La Iglesia Católica, de rito oriental, en Georgia es minoritaria, por lo que la Cáritas de este país no cuenta con grandes medios. Baste pensar que cuenta sólo con dos camiones para realizar sus operaciones de envió de ayuda humanitaria. A pesar de estas limitaciones ha comenzado a asistir a 700 personas desplazadas en Tskhinvali, la capital de Osetia del Sur, y en Gori. Además de proporcionar dos comidas al día, han empezado también a repartir artículos como mantas, toallas, palanganas y lotes de productos de higiene para bebés y mujeres, según explica su director el padre Witold Szulcynski. Para apoyar esta labor, Cáritas Española aprobó hace pocos días el envío de una partida de 40.000 euros.

Por su parte, la Cáritas de la diócesis rusa de Vladikavkaz ayuda a los refugiados que han pasado al territorio de Osetia del Norte y también los que han buscado cobijo en la capital surosetia Tskhinvali. En ambos casos la Cáritas rusa ha empezado a proporcionar alojamientos provisionales y equipos de atención médica..

Con todo lo necesaria que es la atención de emergencia, a pesar del alto el fuego lo peor está por venir. “No nos olvidemos de la rehabilitación”, insistió Liana Mkheidze, gestora de proyectos de Cáritas Georgia durante una teleconferencia con varias Cáritas europeas, refiriéndose a los meses venideros cuando los desplazados regresen a sus casas y las encuentren destruidas, con un duro invierno por delante.

El reciente conflicto tiene sus orígenes en el resurgir de los movimientos separatistas en Osetia del Sur y Abjasia durante la desintegración de la Unión Soviética en 1990. Después de una oleada de conflictos violentos durante 1991-1992 ambas regiones rehusaron estar bajo la autoridad de Georgia. Desde 2004, año en que fue elegido el nuevo presidente georgiano, la inestabilidad y tensiones no han hecho sino crecer después de que las autoridades de facto en ambos territorios declararan que su posible reintegración con Georgia eran temas innegociables. A principios de agosto de este año la guerra estalló, y llegó a su punto más álgido cuando el 7 de agosto Rusia –que nunca ha visto con buenos ojos la alianza de Georgia con Estados Unidos – envió cientos de tanques y miles de soldados y bombardeó ciudades y lugares estratégicos en Georgia.

En pocos días de conflicto miles de soldados, reservistas y civiles han muerto. La Unión Europea- preocupada por la estabilidad de una zona de donde recibe abundantes suministros de gas e hidrocarburos- ha tenido una intervención decisiva para forzar un alto el fuego en pocos días.

La Iglesia Católica ha abogado desde el principio por el cese inmediato de las hostilidades. El Papa Benedicto XVI pidió el domingo 17 de agosto durante el rezo del Ángelus en su residencia veraniega de Castelgandolfo, la apertura de “corredores humanitarios” y deseó que “la actual tregua lograda por la Unión Europea pueda transformarse en una paz duradera y estable”, además de invitar a la comunidad internacional a “buscar una solución permanente basada en el diálogo y el bien común”.

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