Crónica de las jornadas diocesanas de Mayores ‘Somos mayores…’_2020

Los pasados días 29 y 30 de enero, tuvieron lugar dos conferencias muy interesantes enmarcadas en las Jornadas Diocesana para Personas Mayores. En esta ocasión, se pretendía con estos encuentros potenciar actitudes, comportamientos y factores internos que ayudan a hacer frente a las nuevas situaciones y circunstancias que se pueden presentar con el paso de los años y el proceso de envejecimiento, de ahí el título: Somos mayores: Retos personales, sociales y bienestar.

El primer día, el reto era conocer claves para hacer frente a las pérdidas en el ámbito relacional. Para ello nos acompañó José María Rodríguez Olaizola, autor del libro “Bailar con la soledad”.

Su disertación la hizo en tres partes: una descripción de qué entendemos por soledad, en segundo lugar los motivos por los cuales, hoy en día, las personas se sienten solas, y por último cómo lidiar o bailar con la soledad.

Con brillante exposición se nos recordó que la soledad no es patrimonio de las personas mayores. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y mayores viven la soledad de una determinada manera. Es cierto, que todo en esta sociedad está preparado para “lo joven” y el descubrirse haciéndose mayor, la sensación continua de no querer molestar, la aparición de las limitaciones físicas y la enfermedad, los miedos, el ir perdiendo vínculos a medida que pasan los años, etc. hace que se puedan experimentar muchos momentos de soledad. La soledad es paradójica, subjetiva y no siempre mala, pero sí que hay una soledad difícil, que muerde, que pesa, es la soledad no deseada.

Los motivos por los que se da en la actualidad la soledad, nos explicó J.M. Rodríguez Olaizola, son personales (falta de tiempo, velocidad de cambios, etc.), pero sobre todo una crítica mayor fue al tipo de sociedad y de relaciones predominantes en nuestros días. Estamos ante una sociedad generadora de soledad. Además los cambios actuales en la percepción de lo que es el amor (y el deseo de sentirse querido), como nos relacionamos con la muerte o las pérdidas significativas y nuestra relación con Dios (nuestra fe) hace que seamos más vulnerables a los sentimientos de soledad.

¿Y cuál fue la propuesta de Olaizola?, pues aprender a bailar con la soledad con la música del Evangelio. Se nos presentaron algunas “melodías”,  como “la parábola de los dos deudores” para bailar con una soledad de espejo, haciendo bellos movimientos hacia la empatía y los demás; melodía de “la parábola del hijo pródigo” bailando con la soledad del perdedor y aprendiendo nuevos pasos hacia las posibilidades de perdón y reparación; o “la soledad del Sábado Santo” bailando en los momentos duros de nuestra vida con  fuerza, odio, tristeza, amargura, transcendencia en oración auténtica… porque al otro lado Dios nos espera.

El segundo día se dedicó a retos personales, para ello Carmen Maganto, carmelita y profesora de la UPV/EHU en la Facultad de Psicología, nos habló sobre la gestión de las emociones y el bien-estar.  La capacidad de afrontar los retos de cada día, buscando modos de manejarlos, aprendiendo de ellos y profundizando en su sentido de la vida serán factores de gran influencia en cómo nos sentimos.

Como dato positivo, es que en la conferencia se nos informó que se puede conseguir el bienestar, aunque no es tarea fácil, siendo necesario trabajar: con el cuidado de nuestro cuerpo (alimentación, sueño, ejercicio), el ámbito  social y emocional, y en tercer lugar el espiritual.

La profesora Maganto expuso como una tarea importante es aceptar el sufrimiento por las pérdidas, ya que las pérdidas que la vida conlleva generan sufrimiento y la  propuesta es organizar la vida de otra manera, renunciar a hacer todo lo que se solía hacer. Asumir nuevos roles y cambios en las metas de una misma y de la pareja, familia….

Un segundo punto elemental que se señaló es el de afrontar el malestar emocional y desarrollar las emociones positivas, para ello será muy importante desear transformar la emoción, e deseo de cambio, ante las emociones que avergüenzan lo apropiado es identificarlas y destaparlas hablar sobre ello, hacia las emociones que paralizan enfrentarlas y actuar; y finalmente ante las emociones “inflamables” (agresión, rabia, ira…) tratar de calmar o “no usar cerillas”.

Otro factor que interviene en nuestro bienestar y que es necesario potenciar es trabajar las relaciones sociales, a través de potenciar la empatía, el perdón (hacer una memoria sana y sanadora de lo vivido)  y el optimismo (el reto es cambiar para vivir con pensamientos positivos, sentimientos positivos y comportamientos positivos).

Por último y no menos importante, es la propuesta a vivir una vida con sentido, buscando en esta vida el por qué, el para qué y el hacia dónde; potenciando y viviendo con los valores que generan tejido social humanitario.

Con estos buenos apuntes finalizamos las jornadas con la celebración de una Eucaristía presidida por el Sr. Obispo de la Diócesis de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, en la parroquia de Santa María de los Ángeles, a la que acudimos más de 200 personas, y en tono celebrativo agradecimos a Dios el trabajo que día a día se hace con las personas mayores en Cáritas y en la Pastoral de Mayores, así como los dos maravillosos días de encuentro de estas jornadas para todos los agentes de pastoral.


https://www.caritasvitoria.org/2020/01/jornadas-diocesanas-para-mayores-2020/


Jornadas de Mayores 2020_JM Rodriguez Olaizola
Jornadas de Mayores 2020_Carmen Maganto
Eucaristía_Jornadas de Mayores Feb2020
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