El 45,3% de los vascos se encuentra en situación de vulnerabilidad social

6 de Noviembre de 2014

El 45,3% de los vascos se encuentra en situación de vulnerabilidad social

Presentado por Cáritas Euskasdi el Informe FOESSA’ autonómico. Según ese mismo informe, la exclusión afectaría al 16,6% de la población de la Comunidad Autónoma de Euskadi.

 Al pie de este texto, disponible para descarga la nota de prensa entregada a los medios de comunicación y el informe completo. También puede descargarse aquí Texto de la nota de prensa: El 45,3% de los vascos se encuentra en situación de vulnerabilidad social

Según ese mismo informe, la exclusión afectaría al 16,6% de la población de la Comunidad Autónoma de Euskadi.

Bilbao, 6 de noviembre de 2014.- Cáritas Euskadi presenta hoy a la sociedad vasca el informe elaborado por la Fundación FOESSA sobre “Exclusión y desarrollo social en el País Vasco”, elaborado principalmente a partir de los resultados de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales en 2013.

FOESSA es la fundación para el fomento de los estudios sociales y de sociología aplicada. Este curso cumple 50 años y ha presentado el VII informe sobre exclusión y desarrollo social a nivel estatal. Así mismo y solicitado por Cáritas Euskadi, la Fundacion FOESSA ha elaborado el primer informe segregado y específico para la situación del País Vasco.

Se facilita en dicho informe un análisis de la exclusión social a partir de un índice sintético de exclusión social (ISES) construido con una batería de 35 indicadores. Esta propuesta es coherente con la concepción estructural, multidimensional, procesual y dinámica de la exclusión social. Con estos 35 indicadores se cubren las diversas dimensiones tanto del eje económico (como falta de participación en la producción, y en la distribución de producto social), como del eje político (como falta de participación política, y de acceso efectivo a los derechos sociales: a la educación, la vivienda y la salud) y del eje de los lazos sociales (que se manifiesta en determinadas formas de relaciones conflictivas, y en aislamiento social).

Así, el informe FOESSA de Euskadi nos permite aproximarnos al contexto de la exclusión y el desarrollo social en el País Vasco; analizar los niveles de integración y exclusión social; caracterizar e identificar los perfiles de la exclusión socia; y –finalmente- detectar cuáles son las principales dificultades de la sociedad vasca

El 83,4% de la población vasca no sufre exclusión social:

Según el informe un 83,4% de la población vasca o bien se encuentra en situación de integración plena (el 38,1% no tiene afectado ninguno de los 35 indicadores), o bien se encuentra integrada precariamente (la vulnerabilidad social afecta al 45,3% de la población de Euskadi), mientras que un 16,6% se encuentra en exclusión social (un 11,1 % se encuentra en exclusión moderada y un 5,2% en exclusión severa).

Comparativamente con el resto del Estado, en Euskadi la exclusión severa y moderada afecta a menos población (16,4% frente al 25,1%), y la vulnerabilidad y la inclusión plena están más extendidas (83,4% frente a 74,9%). Sin embargo, en Euskadi más de más de 138.000 hogares  (unas 360.000 personas) se ven afectadas por procesos de exclusión (16,6% de la población), de los cuales en torno a 46.000 hogares (unas 113.000 personas aproximadamente) se encuentran en situación de exclusión severa.

Los problemas no afectan igual a  todos los grupos de población

Empleo, vivienda y salud son los factores de exclusión que en mayor medida afectan al conjunto de la población de Euskadi, especialmente a los hogares en situación de exclusión y grave exclusión.

La dimensión del conflicto social afecta significativamente a los hogares en situación de exclusión  y grave exclusión. Especialmente significativa es la incidencia del aislamiento social en la población en exclusión severa (personas sin ningún tipo de apoyo, o con dificultades en las relaciones).

La exclusión del consumo (pobreza) es significativamente menor en Euskadi, aunque aumentan las situaciones de pobreza severa.

Mientras, la dimensión educativa es, en su conjunto, la que se encuentra en mejor situación. No se produce una exclusión significativa en el ámbito educativo, incluso su impacto en los hogares en situación de exclusión severa es bajo.

Tipos de hogares en los que inciden en mayor medida la exclusión

  • Hogares pobres y con pobreza severa
  • Hogares con alguna persona de origen extranjero
  • Hogares de tipo monoparental
  • Hogares con alguna persona en situación de desempleo y hogares con baja intensidad laboral.
  • Hogares con algún miembro con alguna discapacidad.

Por su parte, las situaciones más severas de exclusión social en Euskadi se concentran en las zonas urbanas con mayor concentración poblacional.

Conclusiones:

La población del País Vasco se ha incrementado suavemente en los últimos años aunque comienza a disminuir levemente a partir del año 2013. El País Vasco tiene una población envejecida, con un crecimiento natural bajo o muy bajo. La crisis económica ha originado un estancamiento o incluso descenso de la natalidad, así como un saldo migratorio negativo. A esto se suma un constante y fuerte aumento de la tasa de dependencia, lo que hace esperar un incremento importante de la demanda de cuidados para las personas.

Población extranjera muy inferior (6.8%) respecto del 11,8 en España. Ha decrecido en 2013

En la sociedad actual, el acceso a la vivienda es un elemento fundamental de emancipación, estabilidad e integración social. En el País Vasco, el gasto en vivienda de los hogares supera el máximo tolerable (el 30% de sus ingresos) y además, ha aumentado notablemente el gasto medio por hogar en los últimos años. También ha aumentado notablemente el gasto en educación y salud.

En cuanto a la situación ocupacional y de empleo de la población, aumenta de manera constante la tasa de paro general y la tasa de paro juvenil, mostrando incluso más intensidad en el año 2013. Asimismo, se observa un aumento importante de la tasa de paro de las personas de 55 y más años desde el año 2008. Nuestra preocupación debe concentrarse particularmente en el incremento sostenido del paro de larga duración por las consecuencias muy negativas, que se van a producir en la situación social de este segmento de la población, asociadas al agotamiento de las prestaciones sociales.

Con niveles de renta similares, el País Vasco es una de las comunidades autónomas con menor riesgo de pobreza y exclusión social en España

No obstante, algunos elementos identifican de manera más justa los espacios de vulnerabilidad de la sociedad vasca. Estos son: por un lado, una ligera disminución de la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social y una reducción de la tasa de riesgo de pobreza, pero por otro lado el aumento de la baja intensidad laboral de los hogares, el aumento de la carencia material severa en niveles próximos al conjunto de España. Además, aumenta la población que manifiesta tener dificultad para llegar a fin de mes, especialmente la que indica tener mucha dificultad.

La integración social en el País Vasco:

Los problemas de exclusión que más afectan a la sociedad vasca son los relacionados con el empleo, la vivienda y la salud.

Perfiles con mayor riesgo de exclusión social

El desempleo de larga duración y la nacionalidad diferente a la UE15 multiplica por 2,5 el riesgo de exclusión, mientras que el trabajo irregular duplica la tasa de exclusión social entre la población del País Vasco. Estas mismas características incrementan el riesgo de exclusión entre los hogares en el País Vasco, al mismo tiempo que los hogares con baja intensidad laboral (53%), los hogares monoparentales extendidos (36%), los hogares con alguna persona con discapacidad (28%), y los hogares en barrios degradados o marginales (27%) completan el perfil de familias con mayor riesgo de exclusión social.

Las dificultades en el eje económico

En el terreno de lo económico, el desempleo y la prolongación de esta situación en el tiempo, así como la falta de alternativas formativas están generando una corriente exclusógena para muchos hogares en el País Vasco.

La precariedad laboral constituye un claro factor de riesgo para la plena participación social de la población, incluso más intensa en hogares en los que la persona de referencia es una mujer.

El nivel de estudios influye en la probabilidad de encontrar un empleo, y en la probabilidad de permanecer o salir del espacio de la integración. A un mayor nivel educativo le corresponde una menor probabilidad de exclusión social y por tanto una permanencia más estable en el espacio social de la integración.

La adquisición de estudios más allá de los obligatorios, prácticamente triplica la posibilidad de tener un empleo en estos momentos. La escasez de ofertas de empleo y la falta de ofertas formativas accesibles pueden estar operando en esta realidad y provocando una desmovilización formativa, que impacta de manera mucho más negativa entre la población con menos estudios..

Las dificultades en el eje político y de ciudadanía

Un tercio de la población vasca participa en la sociedad a través de asociaciones, sindicatos, partidos políticos y otro tipo de organizaciones y colectivos sociales. La participación en alguna actividad asociativa y en alguna manifestación, protesta o acción colectiva es superior entre la población integrada.

Al hablar de exclusión residencial se recogen las situaciones relativas a accesibilidad, inadecuación, habitabilidad e inestabilidad de la vivienda. De manera global, el 28,1% de las personas están afectadas por alguno de estos factores. La situación de pobreza económica, la relación con la actividad laboral y la nacionalidad de los sustentadores principales son las características más determinantes en la afectación de los indicadores de vivienda.

La exclusión residencial tiene además otras manifestaciones ya que una parte importante de los hogares han tenido que ejecutar medidas compensadoras para afrontar problemas de la vivienda, derivados de las dificultades económicas. Muchos hogares se han visto obligados a reducir los gastos fijos de la casa, y los gastos de teléfono, televisión e internet. Otros indican no poder mantener la casa a temperatura adecuada, o afrontar los adeudos generados y por tanto se encuentran ante el riesgo de no poder disponer de esos servicios.

Casi 2 de cada 10 personas del País Vasco se encuentra afectada por la exclusión de la salud, reflejándose fundamentalmente en dos situaciones de privación: seguir los tratamientos necesarios para la conservación de su estado de salud no es posible para el 9,1% de los hogares, y las dificultades para asegurarse una alimentación suficiente y equilibrada en términos nutricionales alcanza al 6,1% de las familias. Además, un 13% de los hogares situados en el País Vasco integran a alguien que ha tenido o tiene algún trastorno de salud mental o depresión en los últimos 5 años.

Los problemas económicos han obligado a las familias a enfrentarse a problemas que inciden directamente en la salud de las personas. 4 de cada 10 hogares han tenido que reducir los gastos dedicados a la alimentación, un 8,4% no han podido asegurar una comida de proteínas al menos 3 veces por semana, el 8,9% de los hogares no ha podido adquirir los alimentos para una dieta adecuada, el 9,3% de las familias han necesitado unas gafas y el 13,3% una dentadura y no las han podido adquirir por no poder permitírselas.

Las dificultades en el eje social-relacional

Mientras que el apoyo social personal y familiar constituye uno de los factores de protección e inserción más importantes para las personas, en particular las que se encuentran en situación de vulnerabilidad y/o exclusión, un 6,4% de las personas que viven solas carecen a su vez de este pilar. Estas personas manifiestan además no tener familia ni nadie en quien apoyarse para situaciones de enfermedad o de dificultad.

Es de destacar la densidad relacional alta de los hogares en el País Vasco, que está capitalizada en la red familiar, el entorno vecinal y “de amistad” de las familias. La red social próxima es intensa y plural, y consigue amortiguar los efectos de la crisis, siendo un soporte para las personas. Los hogares situados en el País Vasco en su conjunto, en el año 2013, parecen contar con una red social próxima de apoyo extensa. Eso sí, destaca una percepción de relativo deterioro de esta capacidad de recibir ayuda. Es superior la proporción de población que ha tenido ayuda con anterioridad a la que indica tener ayuda en estos momentos.

Globalmente 7 de cada 10 hogares cuentan con ayuda en momentos de necesidad. Este alto porcentaje evidencia que la cobertura y solidaridad de la red de apoyo personal y familiar (red informal) es muy activa.

Los hogares acuden en mayor medida a servicios sociales locales cuando necesitan ayuda, seguido por los servicios prestados por otras entidades sociales y en menor medida a Cáritas. El 3% de los hogares en el País Vasco han acudido a Cáritas en busca de ayuda, 3 puntos porcentuales menos que los que han solicitado su protección a escala estatal; sin embargo el número de personas –tanto integradas como no- que en el País Vasco acuden a servicios sociales públicos es muy superior a la media estatal, lo que da idea de un sistema público vasco más firme y de una potente red social alternativa.

ALGUNAS PROPUESTAS:

La pobreza y la exclusión social no son cosa de la crisis.

Necesidad de un replanteamiento en el ‘Modelo social’.

Necesidad de revalorizar éticamente a nuestra sociedad.

1.- El desarrollo social y de las personas no es el crecimiento económico

  • Considerar los indicadores de desigualdad, pobreza, exclusión social y privación material como indicadores privilegiados a efectos de elaborar un diagnóstico riguroso de desarrollo social.
  • Evaluar la acción política, teniendo en cuenta el impacto sobre estos indicadores, prestando especial atención a aquellas políticas que contribuyen al auténtico desarrollo: sanidad, educación, empleo, redistribución de la riqueza, garantía de ingresos (pensiones, rentas mínimas),…

2.- Afrontar las consecuencias estructurales de la pobreza

  • Conseguir que la protección social alcance estándares básicos en todo el territorio y que se mantenga y refuerce el sistema de «garantía de mínimos».
  • Desarrollar una protección social desde el fortalecimiento de los servicios sociales públicos, que facilite la promoción y el empoderamiento de las personas, para que no quede reducida a la gestión de las prestaciones económicas.
  • Construir un compromiso redistributivo ético que nos acerque a la media europea. Los impuestos no pueden quedar al margen de la obligada y necesaria cohesión social, ni se puede poner en peligro la suficiencia de recursos para asumir los riesgos colectivos. No es posible mantener un sistema de servicios públicos equitativo y de calidad sin la aportación de todos los ciudadanos al mismo, a través de los impuestos, cada uno en función de sus ingresos y su patrimonio. Necesitamos mejorar nuestra pedagogía fiscal para romper la contradicción de valorar muy positivamente la universalidad de nuestro sistema de bienestar y, por otro lado, querer pagar cada vez menos impuestos.

3.- Una sociedad que apuesta firmemente por el bien común

  • Construir una sociedad basada en derechos universales y no en privilegios individuales.
  • Priorizar a aquellos que están en una situación de mayor vulnerabilidad, tanto en España como fuera de nuestras fronteras. Considerar el gasto social como «inversión social», priorizando aquellos ámbitos que son más correctores en términos de desigualdad (inversión en sanidad y en educación, en pensiones y rentas mínimas).
  • Eliminar la sobrecarga que recae sobre los hogares, tanto por el debilitamiento de los servicios públicos, como por el impacto de la crisis.
  • Implementar políticas familiares eficaces y con recursos suficientes que contrarresten, entre otras cosas, el riesgo actual que conlleva la presencia de menores en el hogar.
  • En concreto, la puesta en marcha de una política eficaz que evite la transmisión intergeneracional de la pobreza que es uno de los peligros latentes en el presente y de especial gravedad para el futuro.

En síntesis: una nueva agenda de políticas públicas que prioricen a los más excluidos

  • Tomar decisiones políticas concretas (diseño y planificación, puesta en marcha de ajustes presupuestarios…) evaluadas en términos de equidad.
  • Priorizar aquellas medidas políticas que suponen una mejora en las condiciones de vida de los más pobres.

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