Los últimos años han sido muy duros, pero, pese a las dificultades, el miedo y la pandemia nos hemos seguido juntando, hemos retomado las actividades, en principio en la iglesia y después en nuestra sala. Por todo esto, al finalizar el curso quisimos hacer algo distinto de lo que hemos hecho otros años. Quisimos hacer un repaso y quisimos celebrar la historia de nuestro grupo de mayores:
En 1995, tanto desde la parroquia como desde el grupo de Cáritas parroquial se vio la necesidad de empezar a trabajar de forma continuada con las personas mayores de este barrio. El equipo valoró que podía ser buen momento de cara a la Semana Santa hacer unas charlas y a partir de ahí crear un grupo que quisiera participar de forma continuada. De esas charlas surgió un grupo de unas 60 personas.
A lo largo de los años han sido muchas las personas que se han ido incorporando al grupo, con las que hemos compartido vida, oraciones, canciones, salidas, abrazos; otras se han ido despidiendo por motivos de salud, traslados… Este grupo ha estado siempre abierto a todas las personas mayores del barrio. Recordamos con mucho cariño a las personas que a lo largo de los años nos han ido dejando.
Además, para poder llevar a cabo todas las actividades, hemos contado con el apoyo, acompañamiento y la ayuda de sacerdotes, trabajadoras de Cáritas y voluntarias. Sin su cariño, acompañamiento, compromiso no hubiera sido posible llegar hasta aquí.
Son muchas las cosas que hemos hecho a lo largo de este tiempo y por eso disfrutamos mucho de este fin de curso que quisimos pasar recordando alguna de ellas.
Como colofón, recibimos un bonito recuerdo: un precioso marco de fotos que con tanto mimo y cariño nos prepararon en el taller de encuadernación de Abetxuko de Cáritas.
Por fin un final de curso como los de antes. Con esa idea el pasado 11 de junio el voluntariado de la zona Este de Vitoria se animó a participar en la excursión a Zuia. Gracias a Carlos Ortiz de Zarate cura de la zona y a José Antonio Salazar comenzamos el día conociendo la iglesia de Domaikia y sus muchas historias. José Antonio nos enseñó las obras de arte que él mismo había realizado con sus manos sobre madera y piedra, y las preciosas historias que ellas encerraban.
Después pudimos disfrutar de la naturaleza y de una preciosa oración en la ermita de Jugatxi. Para reponer fuerzas fuimos al pórtico de la iglesia de Murgia donde, además de resguardarnos de la tormenta, disfrutamos de una deliciosa comida que Paola, voluntaria de la zona, nos preparó con tanto mimo y buen gusto.
Para terminar, no faltaron los cantos, los bailes y algún que otro chiste.
Fue un día precioso que compartimos voluntarios y voluntarias de distintos programas, juntas… Una vuelta a la llamada “normalidad” que nos hizo despedirnos del curso con una sonrisa en la boca.
Trabajamos sin descanso para preparar la fiesta pirata para los niños y niñas del Programa de Apoyo al Estudio; decorar y preparar los disfraces y todos los detalles. Este año la fiesta han girado en torna a unas salas de escape* adaptadas por cursos. Los niños y niñas tuvieron que descifrar pistas para poder alcanzar el cofre con el tesoro. Fue emocionante ver la plaza de San José de Arana llena de pequeños y pequeñas piratas con sus sobreros, garfios, parches del ojo… disfrutando de una bonita tarde.
