La Red Cáritas, con las comunidades más olvidadas de Haití.

28 de Mayo de 2010

La Red Cáritas, con las comunidades más olvidadas de Haití.

Cáritas está apoyando muchas comunidades que se han quedado fuera de los canales de ayuda de emergencia.


Cáritas
. 28 de mayo de 2010.- En Puerto Príncipe, la capital de Haití, hay varias barriadas que, aunque resultaron seriamente afectadas por el terremoto del pasado mes de enero, no han sido identificadas, por razones diversas, como objetivo prioritario en los planes de respuesta a la emergencia. La red Caritas está trabajando en estas comunidades.En una primera impresión, el barrio de Sibert parece haber resistido bien los efectos del seísmo del pasado 12 de enero. Hay pocos daños en este vecindario semi-rural ubicado al norte de Puerto Príncipe y la mayoría de las casas aún siguen en pie. Pero cuatro meses después del terremoto, la vida es más difícil que nunca para las personas que todavía viven allí. Y es que, a pesar de las apariencias, el 50 por ciento de las casas de Sibert son inhabitables y 20 por ciento fueron completamente destruidas.Al no resultar completamente destruida y mantener algunas partes intactas, Sibert es una de las muchas áreas de la capital donde los daños no fueron lo suficientemente graves como para convertirse en objetivo inmediato de la ayuda. Es un problema recurrente en una ciudad donde los organismos de ayuda han concentrado sus esfuerzos en las zonas más afectadas, en detrimento de aquellas áreas no consideradas como prioritarias. Sin embargo, Caritas ha continuado trabajando en Sibert y ha puesto en marcha planes de respuesta a la emergencia para los próximos meses. Problemas agravados por el seísmo«Las grietas en nuestra casa son demasiado grandes. Es peligroso permanecer en su interior, por lo que vivimos fuera, en una tienda de campaña que nos ha entregado Caritas», dice Wisnet Garein, uno de los vecinos del barrio. «No he podido trabajar desde el terremoto y ya no sé cómo cuidar de mis hijos». Y es que, ya antes del terremoto, en Sibert tenían serios problemas debido a su ubicación, a mitad de camino entre el campo y la ciudad. Esta situación ha empeorado desde el desastre. «El aislamiento de esta zona es un problema real» dice Irini Klimkova, que dirige el proyecto de ayuda humanitaria de Caritas en ese barrio. «No hay ninguna actividad económica real para el pueblo y tampoco tiene las ventajas con que suelen contar las comunidades rurales para hacerlo». Sólo unas pocas personas, como Wisnet, tenían puestos de trabajo en empresas de Puerto Príncipe, mientras que la mayoría de los vecinos subsistían cultivando unos pequeños huertos en sus reducidas parcelas de tierra. Pero esto todo ha cambiado ahora. La fábrica de bebidas donde trabajaba Wisnet ya no existe y lo que cosechan en el barrio apenas basta para alimentar a sus familias. «Solíamos vender guisantes, maíz y mandioca, pero ahora tenemos cuatro hijos que necesitan comer. Ya no podemos vender nuestros productos, aunque necesitamos realmente algunos ingresos”, dice otra de las damnificadas, Marelise Thomas, cuya vivienda quedó totalmente destruida en el terremoto. Hasta que Caritas le proporcionó una tienda de campaña, ella y su familia vivían en la choza de barro y ramas donde guardaban las cabras y las gallinas. «En estos barrios hemos tenido que ir paso a paso,» dice Irina. «Lo primero fue facilitar refugio a las familias, antes de empezar a desescombrar sus casas. El siguiente objetivo ha sido que la escuela vuelva a funcionar. Ahora estamos intentando que las comunidades consigan los medios de vida necesarios que les permitan ser autónomos nuevamente. Para ello, tenemos que formar a las personas en temas agrícolas y empresariales, y ayudarles a sentirse implicados en su propio futuro”. Al mismo tiempo, Cáritas esta impulsado programas de trabajo remunerado entre los propios afectados dirigidos a la reconstrucción y rehabilitación de las viviendas afectadas por el terremoto.

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