Comunidad

“Tú eres la pieza que necesita nuestro proyecto común”.

La espléndida mañana que nos regaló Vitoria-Gasteiz el pasado sábado nos la pasamos en el Seminario celebrando el Encuentro de Voluntariado. Que nadie se confunda, porque mereció mucho la pena: el calor y el sol se colaron hasta bien adentro del Aula Magna.

El lema del encuentro fue “Tú eres la pieza que necesita nuestro proyecto común”. Se trataba de poner en valor la labor y la presencia de cada voluntario y voluntaria de Cáritas, en ese reto compartido que es hacer posible una sociedad mejor desde nuestras posibilidades. Somos Iglesia al encuentro de quienes sufren para ofrecernos en lo que tenemos, desde nuestra fe, aportando parte de nuestro tiempo y con todo el corazón.

El equipo organizador del Encuentro hizo posible que todo fluyera con esa normalidad que hace que parezca que la cosa era sencilla de montar. Siempre hay muchas horas de trabajo y entrega detrás de los eventos que salen tan bien.

Contamos con la presencia de Quico Prat, compañero responsable de Formación de Cáritas Española —entre otras muchas cosas—, que ofreció a las personas asistentes una amena ponencia sobre las claves de la Cáritas del futuro: voluntariado, acogida y comunidad. Seguido de un breve análisis de la realidad a la que nos enfrentamos tras la dura experiencia de la pandemia, ofreció interesantes reflexiones sobre esas palabras claves recogidas en el título de la ponencia y el alcance de la forma en la que se relacionan entre sí. Como marco de todo ello, el proyecto de Plan Estratégico de Cáritas Diocesana, en cuyo recorrido Quico nos ha acompañado desde el principio.

La exposición de Quico Prat nos vino bien para recordar algunas cosas que nos ayudan a recolocarnos cuando el cansancio o los recursos limitados nos desaniman. Por ejemplo, que Cáritas no trabaja sola; que la acción caritativa y social es de toda la Iglesia y toda la comunidad debe responder. Nuestra acción debe estar integrada en esa misión que es de toda la Iglesia. Le toca a Cáritas poner a la comunidad cristiana ante los retos de pobreza que se nos presentan, porque solo así seremos una comunidad capaz de transformar una sociedad injusta. La comunidad ha de salir al encuentro, acoger y acompañar a las personas que sufren.

La ponencia terminó haciendo un repaso a los pilares que sostienen ese equipo humano comprometido y capaz que es el voluntariado de Cáritas: responsabilidad, gratuidad y participación. Con lo que somos y tenemos para poner al servicio de quienes peor están, hemos ser capaces de crear espacios de participación que permitan ir borrando las fronteras que traza la desigualdad. El voluntariado es el pilar de este proyecto común: cada una de las personas que un día decidieron ese paso al frente son claves para que la esperanza siga viva.

“Amar es poner el corazón en juego. Es hacerte vulnerable. Es darle a alguien el poder (o la posibilidad) de quererte, pero al mismo tiempo de herirte. No hay vuelta atrás. Lo haces. Arriesgas. Compartes quién eres. Compartes tu historia. Hablas de los nombres que para ti han sido hogar, tormenta o extravío. Das a alguien la posibilidad de aceptarte como eres. Pero es eso, una posibilidad, no una obligación”.

Jose Mª Rodríguez Olaizola, jesuita y sociólogo.

Mesa de experiencias

Precisamente por eso, era importante escuchar a las personas que lo hacen posible cada día desde sus compromisos en distintos programas y tareas. Mª Carmen, Silvia, Christian y Carlos se sentaron a la mesa para compartir sus testimonios como voluntarios y voluntarias. Mª Carmen nos regaló una rica trayectoria de muchos años de compromiso en el medio rural, Silvia nos contó su labor de acompañamiento en el duelo, Christian compartió su experiencia como voluntario en el programa de Conversación Estructurada, así como desde su vivencia como becario en los talleres de reutilización textil de Cáritas; y Carlos nos habló desde el sentido que da a su vida la cercanía con las personas que sufren y su disponibilidad a echar una mano donde se pueda. Las cuatro personas sentadas a la mesa coincidían en que el voluntariado es un camino de ida y vuelta donde tanto se aporta como se recibe.

Tras escuchar las cuatro experiencias, se generó un debate abierto sobre mucho de lo que Quico nos había traído en su ponencia. Escuchar al voluntariado, tanto de la mesa como del auditorio, fue una oportunidad para identificar las dificultades y las fortalezas del momento presente, al tiempo que para buscar lugares comunes desde los que reforzar la ilusión y la oportunidad de subirse al reto del proyecto común con energía renovada.

Gesto final

Para finalizar, el equipo organizador del Encuentro había preparado un sencillo gesto: pensar, unos minutos tan solo, sobre cómo responder a esta pregunta: ¿Cuál es el sueño que mueve mi voluntariado? Quienes así lo quisieron fueron compartiendo de viva voz sus sueños, al tiempo que en la pantalla se iban colocando las piezas de un puzle que iba completando la imagen que representaba el proyecto común. Esta que veis aquí:

Ahí tenemos el reto: entender que cada voluntario o voluntaria, con su sueño, su compromiso y su tarea, es imprescindible para componer la fotografía del reto común de Cáritas; un proyecto que no desfallecerá si es sujetado y asumido por la comunidad.

Los creyentes vivían todos unidos, conscientes del vínculo que los une entre sí como hermanos en Cristo, sintiéndose especialmente llamados a compartir con todos los bienes espirituales y materiales, según la necesidad de cada uno. Así, compartiendo la Palabra de Dios y también el pan, la Iglesia se convierte en fermento de un mundo nuevo, en el que florece la justicia, la solidaridad y la compasión.

Papa Francisco.