Ética y acompañamiento centran las II Jornadas Diocesanas de Mayores

Han tenido lugar ya las dos primeras sesiones. Este sábado concluyen las jornadas con una misa oficiada por el obispo D. Juan Carlos Elizalde, en la parroquia de Los Ángeles.

En torno a 90 personas acudieron a las II Jornadas Diocesanas de Mayores organizadas conjuntamente por Cáritas y Pastoral de Mayores.

La primera sesión contó con la presencia de Marije Goikoetxea, psicóloga, teóloga, profesora e investigadora sobre ética. Ella fue la encargada de abordar los aspectos éticos en el acompañamiento a personas mayores.

En palabras de Marije Goikoetxea, el punto de partida de todo acompañamiento es el reconocimiento a la identidad y a la valía de la otra persona. Este es, precisamente, el punto de partida de la ética cristiana: “todas las personas somos valiosas y merecemos ser tratadas con igual respeto, pero es un hecho que socialmente, poco a poco, se va generando la idea que las personas mayores tienen menor valor”.

El 22,7% de las personas mayores cuidan durante, aproximadamente, 7 horas a otras personas mayores, nietos y nietas… Es importante reconocer la importancia de lo que aportan los y las mayores socialmente. “Sois transmisores de valores de cómo ser buena persona, de valores religiosos…“.

El acompañamiento a personas mayores debe plantearse desde el reconocimiento a su dignidad, independientemente de sus capacidades. “La dignidad te la tienen que reconocer. La interiorización de que yo no soy estimable hace que los demás no me vean estimable”

Marije Goikoetxea afirmó que “durante toda la vida somos dependientes; desde que nacemos somos dependientes de nuestra madre. Somos interdependientes los unos de los otros, aunque esto no quiera decir que se sea o no autónomo”. Citó a María Zambrano quien dice que “somos mendigos”, lo que se traduce en que los seres humanos necesitamos de otros humanos para realizarnos. Convivimos en un sistema de necesidad mutua.

Uno se hace acompañante acompañando

La ponente de la primera sesión de las II Jornadas de Mayores indicó que las virtudes del acompañamiento se desarrollan con el hábito. Cada acompañamiento es diferente porque cada persona es diferente, porque la vida hace diferentes a las personas. Esta circunstancia lleva a tener en cuenta que lo que vale para uno no vale para otro. Por ello es importante abordar el acompañamiento con cierto nivel de flexibilidad, respetando las diferencias y reconociendo las identidades diversas.

Derechos de las personas mayores y principios morales

“Los derechos se adquieren al nacer y se pierden al morir. Los derechos se gestionan con mi código moral. Otra persona puede tener los mismos principios morales, pero tiene otra biografía que le lleva a aplicar esos principios de manera distinta”.

Para finalizar, Marije Goikoetxea quiso referirse a los acompañamientos a personas afectadas por demencia: “el proceso de acompañamiento que se hace con una persona con demencia, habrá que gestionarlo teniendo en cuenta el código moral de esa persona y no el propio”.

El arte de acompañar(nos)

La segunda sesión de las II Jornadas Diocesanas de Mayores corrió a cargo de María Martínez Rupérez, de Cáritas Española. Arrancó su exposición con un video del papa Francisco en el que el pontífice habla de la Iglesia, y de Cáritas, en su vocación de trabajar por y  junto a las personas excluidas. Estas son palabras del video del papa: Prefiero una Iglesia manchada por salir a la calle, que una Iglesia encerrada…. Cáritas ofrece un faro a los necesitados. El ser humano no es un bien de consumo que se puede usar y tirar. Hemos comenzado a vivir la cultura del descarte que, además, se promueve. Con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive; se está fuera, descartado. Los excluidos no son explotados, son desechados. Ustedes son las manos de Jesús en el mundo.

Tras la motivación despertada entre las personas asistentes con las palabras del papa, María arrancó su exposición definiendo el arte de acompañarnos en el marco de la necesidad que tenemos de vivir en comunidad. “Comprometernos con el hermano o la hermana es un arte que implica ponernos en los pies de otro ser humano y observar lo que necesita. Acompañar es entrar en el mundo de la incertidumbre; es estar en función de lo que la persona necesite en cada momento”.

Actitudes para el acompañamiento

A continuación, expuso un decálogo de actitudes reconocibles en Jesús como guía para el ejercicio de un buen acompañamiento. La propuesta era un ejercicio de revisión personal del tipo de acompañamiento que uno lleva a cabo con las personas con las que comparte el día por un motivo u otro.

Como también indicaba Marije Goiketxea, María Martínez apuntó que el arte de acompañar(nos) en lo cotidiano es reconocer la dignidad de cada ser humano y creer firmemente en las capacidades de las personas: “La decisión de Jesús fue estar con la gente más marginada. Celebrar la vida con ellos y estar presente en los momentos de vulnerabilidad”.

El acompañamiento establece un círculo de reciprocidad: damos y recibimos entre iguales y nadie es más que nadie. Para ello se hace imprescindible no juzgar y aceptar incondicionalmente a quien viene y como viene, por muy diferente que sea.

“Para acompañar necesitamos personas con una presencia determinada acompañando en espacios con corazón, confortables, humanizadores, donde la persona acompañada se sienta a gusto. Debemos distinguirnos en Cáritas por acercarnos a la otra persona desde el corazón, establecer relaciones de amor, como hacía Jesús. Sin protagonismos, desde la propia vulnerabilidad”.

María Martínez destacó también la importancia de respetar los tiempos: los de la persona acompañada y los de uno mismo. “Es importante acercarse despacio. De la manera en la que nos acerquemos al otro será el vínculo que generemos en nuestro acompañamiento”.

Superar las etiquetas

La percepción que tenemos del otro ser es selectiva y subjetiva, porque se establece desde la experiencia propia, los valores, la cultura… La ponente incidió en la importancia de tener  presente cómo percibimos a la persona, porque esa percepción condicionará la manera de acompañar: “en un señor mayor podemos ver un viejito al que hay que llevar a comulgar, o ver una fuente de sabiduría de la que beber”. Reconocer las capacidades y potencialidades aporta riqueza al acompañamiento. ”Si no vemos más allá de la apariencia de la persona, vamos a acompañar desde la apariencia”.

Por último, una llamada de atención sobre el poder de las palabras: “Sé impecable con las palabras que utilizas con la persona acompañada, porque la palabra es muy poderosa. Cuando con las palabras eres capaz de hacer sentir a una persona que es querida, reforzada y valorada, esa persona camina”.

Este sábado, las II Jornadas Diocesanas de Mayores tocan a su fin con la celebración de la eucarística de homenaje a las personas mayores que será oficiada por el obispo de la Diócesis, D. Juan Carlos Elizalde. La cita es a las 17:30, en la parroquia de Los Ángeles, en la calle Bastiturri de Vitoria-Gasteiz.

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