Casas nuevas en Kanyakumari: vivir después del Tsunami en India.

12 de Junio de 2008

Casas nuevas en Kanyakumari: vivir después del Tsunami en India.

La construcción de viviendas, objetivo prioritariode Cáritas Española en las zonas afectadas por el tsunami


Cáritas
. 12 de junio de 2008.- “Las cualidades de un buen vendedor son cuatro: personalidad agradable, saber presentarse, saber convencer y dotes de negociación”. Lo explica la señora Sindhu Krishnankutty a sus 47 estudiantes de gestión de negocios que llevan dos meses recibiendo este curso en el aula de un edificio recién construido por Cáritas, dentro de las actividades del pan de reconstrucción puesto en marcha tras el tsunami de diciembre de 2004, en un barrio a las afueras de Kanyakumari, un hermoso pueblo de pescadores en el extremo sur de la India donde confluyen los mares de Arabia y de Bengala.

Sindhu está orgullosa de sus alumnas (sólo tres hombres jóvenes acuden a sus clases). Todas ellas encuentran trabajo nada más terminar este curso intensivo de ocho horas al día. En aulas contiguas otros grupos de jóvenes –de entre 18 y 25 años- siguen con atención clases de informática, hostelería, inglés y enfermería. Y en el piso de abajo un nuevo local con 15 máquinas de coser aguardan el comienzo de un nuevo curso de corte y confección. Pocos metros más allá se construye una guardería que se espera que esté  lista para ser usada al cabo de unos cuatro meses.

400 nuevas viviendas para pescadores

Los padres de todos estos jóvenes han salido a pescar a las 4 de la madrugada y volverán a puerto hacia las 6 de la tarde, donde venderán el pescado en apenas una hora en los corrillos de la lonja donde esperan camiones de reparto. Como si los peces aún no se hubieran recuperado del susto, ahora hay menos pesca que antes del tsunami, que barrió las costas de esta localidad aquel fatídico 26 de diciembre de 2004. Entonces vivían a pocos metros del mar que ha sido su sustento durante generaciones. Ahora viven en un barrio de 61 casas nuevas a dos kilómetros de la playa, que todos conocen como “Claret Nagar” (Ciudad Claret), a pocos metros del centro de formación profesional y el jardín de infancia. Como parte del mismo proyecto se ultima también la construcción de 70 viviendas más que recibirán a sus nuevos inquilinos en pocas semanas. Está previsto que el proyecto llegue a concluir la construcción de 400 viviendas.

Al frente de este singular proyecto están los padres Claretianos y la parroquia de María Auxiliadora de Kinyakumari, que para muchas de estas familias, en su mayoría católicas, es un verdadero centro de vida social donde comunidades de base y comités de acción social coordinan grupos de ahorro y ven cómo ayudar a los miembros más vulnerables de la comunidad. Entre todos ellos gestionan 1.155.000 euros que Cáritas Española –de los cuales 170.000 proceden de Cáritas Diocesana de Oviedo–, ha invertido en mejorar las vidas de muchas de estas familias que han entrado a vivir en las casas nuevas. La construcción de cada una de ellas ha costado 175.000 rupias (unos 15.000 euros).

La señora Rajakala Albinraja es una de las nuevas inquilinas. Parece muy contenta mientras nos muestra su nueva vivienda de 34 metros cuadrados, con patio trasero y cuarto de baño. El Gobierno ha colaborado asegurando la provisión de tendido eléctrico y agua corriente. Rajakala explica que después del tsunami ella y su marido se quedaron sin casa y no tuvieron más remedio que vivir unos dos años en un chamizo hecho de hojas de palmera. Como muchos otros, pidieron entrar como beneficiarios de este proyecto y fueron aceptados. El comité de la parroquia seleccionó los casos de personas más necesitadas usando varios criterios: los que –como ellos- vivían en casuchas provisionales, los que habían sido hospedados temporalmente por sus familiares, los que vivían de alquiler y las viudas. Los beneficiarios pagan 75.000 rupias (unos 1.500 euros) por la tierra. La mayor parte piden un crédito, que después van devolviendo. Si se tiene en cuenta que un pescador aquí tiene unos ingresos diarios de entre 150 y 200 rupias y que hay una arraigada cultura del ahorro y de los microcréditos, es una cantidad al alcance de la mayoría, aunque en bastantes casos la parroquia ha empleado dinero del proyecto para ayudar a los que estaban en situación económica más vulnerable.

Una vez pagada esa cantidad, los beneficiarios firman un contrato de propiedad por el que se comprometen a no vender ni arrendar su nueva vivienda. Si lo desean, pueden emplear la azotea para construir un segundo piso.

Aún quedan familias que aguardan a ser reubicadas. Una de ellas es la formada por la señora Celin, una viuda, y su hijo Vinot, de 20 años. Ambos viven al lado del mar en una choza cubierta de hojas de palmera que hace las veces de tienda de chucherías. Celin está orgullosa de su hijo, que acaba de terminar sus estudios de ingeniería técnica. Como no podían reunir las 75.000 rupias para comprar el terreno, la parroquia les ha dado una ayuda económica. Tienen ya nueva vivienda adjudicada y sólo esperan a que Vinot encuentre trabajo para trasladarse a vivir allí, ya que por el momento la economía familiar depende sólo de los chicles y caramelos que vende la señora Celin a la chiquillería del barrio. Ambos aseguran que durante el tsunami salvaron su vida gracias a la protección de la la Virgen Auxiliadora –cuya hermosa iglesia se levanta a pocos metros- y del arcángel San Miguel. Muchos más parecen estar convencidos de lo mismo. Quizás por eso los nuevos habitantes de la Ciudad Claret, donde Vinot y su madre se mudarán pronto, se han apresurado a erigir una capilla a San Miguel en una de las esquinas donde termina una de las calles. Ayuda y protección que viene del cielo y que a menudo pasa por oficinas de Cáritas, ya sea en España o en la India.

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