Los pasados días 13 y 13 de marzo, Cáritas zona Oeste celebró sus XV Jornadas de Formación-Reflexión en la Parroquia de Jesucristo Resucitado. El lema de este año, el de la campaña institucional “Tu compromiso mejora el mundo – Zuen ahalegina denon atsegina“
En la primera de las Jornadas tuvimos ocasión de escuchar a Maite Sebal, recién nombrada directora de Cáritas Vitoria, y Santos Gil, su predecesor. Ambos compartieron con las personas asistentes la trayectoria de entrega y compromiso con nuestra entidad.
Dijeron que son muchos son los motivos que sostienen esta ilusión a lo largo de los años. Entre ellos: «Descubrir un Dios misericordioso, que ama y ayuda y nos compromete con el deber de ayudar a las personas por el mero hecho de serlo».
Ante el planteamiento de ¿por qué este compromisos en Cáritas?, esta es la respuesta: “Por la afinidad cristiana y católica y porque pensamos que en Cáritas se hacen cosas diferentes. En su día pensamos «en alguna podré encajar…» Y así poco a poco nos fuimos involucrando».
Maite Sebal y Santos Gil nos hablaron del poso que esta experiencia les ha ido dejando: «La mirada limpia hacia las personas que tenemos delante, la superación de los prejuicios, el reconocimiento del valor del trabajo en equipo, la importancia de escuchar, ser valiente y humilde, y el haber aprendido que lo más importante que tenemos las personas es la actitud».
Diferentes experiencias, diferentes motivaciones
A ello fueron quienes participaron en la segunda de las jornadas de Formación y Reflexión de la zona: a escuchar a las cuatro personas que representaban a las organizaciones USOA, DOA, Besarka y Tierra de Hombres. A pesar de trabajar en campos de acción social muy distintos, hubo coincidencia en la motivación del compromiso: “La entrega a quienes son vulnerables”, como verbalizó Alber Calero, de DOA.
Sobre la mesa se pusieron también otras motivaciones para estos compromisos que tienen la capacidad de mejorar el mundo:
“El impulso que nace de la fe y la obligación como ser humano” Blanca Bajo, en relación con su experiencia en Tierra de Hombres.
“No puedo ver niños sin abrazos, es una decisión de estilo de vida” afirma con gran énfasis Julia Larimbe, de Besarka.
Coinciden en que han recibido más de lo que han dado: «En lo personal, te queda la satisfacción de ver que gracias a esa aportación has podido colaborar a mejorar, aunque sea mínimamente, la calidad de vida de otra persona. Y que lo has hecho sin conocerla y sin juzgarla».
“Tenemos suerte de nacer en este lugar sin haber hecho esfuerzo ni mérito; egoístamente, uno se siente bien al saber que su labor es de ayuda”, apuntó Blanca Bajo.
Por su parte, Aritz Sancho, de USOA, habló con ilusión sobre el descubrimiento que le supuso realizar esa labor de voluntario: «Ver nacer una relación de forma natural, ver cómo evoluciona, sin pedir nada a cambio… Compartir dos vidas me supuso aprender que hay otros ritmos de vida, más tranquilos, y que tenía que procurar que, al menos cuando estuviera a mi lado, estuviera bien acompañado», en referencia al acompañamiento que realizó durante 20 años a una persona recientemente fallecida.
Las jornadas se cerraron con agradecimiento por el aprendizaje, la escucha y el rato compartido. Como compromiso, aferrarse a la cara amable de la vida que, en ocasiones, nos recuerda que hay personas capaces de dar, sin más motivo que caer en la cuenta de que siempre se puede aportar algo y que todas las personas somos necesarias, útiles y valiosas para alguien.
Cáritas zona Oeste
