Cáritas con los refugiados rohingyas en Bangladesh

Más de 900.000 personas siguen viviendo 34 en campos de refugiados con pésimas condiciones de vida.


DONA A LA EMERGENCIA


El pueblo rohingya se ha enfrentado a décadas de discriminación sistemática, abusos y violencias en el estado de Rakhine, Myanmar. Esta persecución ha obligado a la población a huir hacia Bangladesh.

En 2017 una crisis humanitaria masiva en el estado de Rakhine de Myanmar, en el extremo noreste de la bahía de Bengala hizo que cientos de miles de rohingyas aterrorizados cruzaran la frontera hacia la vecina Bangladesh. El sesenta por ciento de ellos eran menores y todos hablaron de presenciar una violencia indescriptible.

El 2022 es el quinto año de permanencia de la población refugiada rohingya en el territorio de Bangladesh, siendo esta ya una crisis prolongada en el tiempo y con muy pocas posibilidades de resolución vista la situación de Myanmar. Según datos del ACNUR actualizados a 31 de enero 2022 un total de 920.994 personas residen en los 34 campos presentes en el distrito de Cox’s Bazaar, el 51% niños y niñas.


Incidencia de COVID

Las medidas de contención del virus adoptadas por el Gobierno bangladeshí han restringido el acceso a los campos del personal humanitario y dificultado el normal funcionamiento de servicios para una población que depende en muy gran medida de la ayuda humanitaria. Estas restricciones han afectado severamente las actividades de autonomía y de generación de pequeños ingresos de la población refugiada, repercutiendo en un aumento claro de sus necesidades de acceso a alimentos, acceso a materiales de reparación de sus refugios y de protección.

Cáritas Bangladesh está activa también en estos meses haciendo información y sensibilización, dando apoyo de emergencia para reparar alojamientos, haciendo seguimiento de casos de forma individual y con visitas domiciliarias y cediendo espacios para las cuarentenas.


Contexto de la región

Geográficamente las zonas de asentamiento de los desplazados son zonas de colinas cerca de la bahía de Bengala, muy propensas a ciclones y otras catástrofes naturales. Las zonas montañosas son propensas a deslizamientos de tierra por la inestable estructura del suelo, debido a la deforestación, lo que hace a las comunidades muy vulnerables a las lluvias monzónicas que se repiten todos los años en entre mayo y julio.  A esta situación de vulnerabilidad se añade el azote de ciclones y tormentas.

El fuego es otro peligro cada vez más significativo, ya que las llamas se propagan rápidamente en un ambiente seco y en los refugios realizados con materiales temporales. En 2021 ha habido cinco incendios importantes, el más grave en marzo afectó a 4 campos, dejando sin refugio a casi 50.000 personas. En 2022 ya ha habido dos incendios que han afectado 476 hogares.

El retorno de la población refugiada a Myanmar en el corto y medio plazo continua siendo poco probable, especialmente después del golpe de estado del 1 de febrero 2021, que ha sumido el país en una situación de conflicto y fuerte inestabilidad.

El Gobierno de Bangladesh, en la ausencia de otros tipos de soluciones, empezó en diciembre 2020 la reubicación de parte de la población a la isla de Bhasan Char, que dista 30 km de la costa y que estaba deshabitada. Allí se han construido refugios para 100.000 personas, con el objetivo de disminuir la presión y el hacinamiento de los campos. Alrededor de 18.000 personas ya residen allí, aunque las agencias de la ONU plantearan varias dudas al respecto de este plan, en cuanto a su adecuación a las necesidades y derechos de los rohingyas.


Cómo vive la población

Las infraestructuras de los campos de refugiados son muy precarias y hay factores estructurales que continúan siendo un reto en la respuesta a esta crisis:

  • Importantes limitaciones en la infraestructura de aguas, saneamiento e higiene
  • Refugios inadecuados por espacio y por debilidad de las estructuras.
  • Las carreteras internas y externas son limitadas o no hay un buen acceso a las mismas.
  • Faltan espacios para actividades comunitarias y áreas recreativas para las personas.
  • Ausencia de sistema de gestión de residuos.
  • Ausencia de sistemas de educación formal para niños y niñas.
  • Riesgo de violencia hacia mujeres y niñas.

Las comunidades de acogida, que dependen de trabajos diarios relacionados con los bosques, recursos acuíferos y agricultura, se encuentran ahora en situación de vulnerabilidad, debido a la reducción de las oportunidades de empleo y la presión sobre los recursos naturales.

La sobrepoblación sigue siendo uno de los mayores desafíos del campo, lo que ha resultado en graves repercusiones en el bienestar físico y psicológico de los refugiados, especialmente de los niños/as, las mujeres y las personas con discapacidad.

Durante la temporada de lluvias se deterioran las carreteras , los caminos y las redes de escaleras, con lo que se dificulta el acceso a servicios básicos y aumenta la inseguridad, sobre todo los abusos físicos y sexuales.

El fuego es otro peligro cada vez más significativo, ya que las llamas se propagan rápidamente en un ambiente seco y en los refugios realizados con materiales temporales. En 2021 ha habido cinco incendios importantes, el más grave en marzo afectó a 4 campos, dejando sin refugio a casi 50.000 personas. En 2022 ya ha habido dos incendios que han afectado 476 hogares.


Objetivo

Proporcionar servicios de refugio, agua y saneamiento, reducción de desastres, obtención y mejora de los medios de vida, educación, apoyo psicológico y protección a 45.000 familias (aproximadamente 200.000 personas) hogares de familias refugiadas de Myanmar y de las comunidades de acogida en Bangladesh.


Nuestra acción

Cáritas Bangladesh ejecutó durante 2021 acciones en los sectores de refugio, agua y saneamiento, educación, protección y medios de vida por un total de más de 7 millones de euros y apoyando directamente a más de 270.000 personas. Para el 2022 han lanzado un nuevo llamamiento internacional para un total de 10 millones de euros.

Cáritas Española contribuye a ello con un proyecto de acción humanitaria de 635.000 euros, de los cuales 600.000 son aportados por AECID, que se enfoca a garantizar los derechos de agua y saneamiento de la población rohingya y de la comunidad de acogida.

Por otra parte, seguimos apoyando un proyecto de protección y resiliencia de mujeres y niñas víctimas de violencia con un total de 126.285 euros, de los que 80.000 euros son aportados por la Comunidad de Madrid y con contribuciones de entidades privadas cómo PwC, Fundación Accenture y el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid.


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