«Migré huyendo de la pobreza». Thiemokho Sylla.

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“Migré huyendo de la pobreza”. Thiemokho Sylla.

Me llamo Thiemokho Sylla, nací en Senegal en 1983 y, en octubre 2021, después de varios años en Vitoria, he conseguido mi permiso de residencia y trabajo, y he comenzado a trabajar. No, no penséis que ya está todo hecho, pero sí he logrado superar el escollo más difícil que es estar legal en España y comenzar a ganar dinero con un empleo, con mi trabajo.

Todavía no domino el idioma y este artículo lo escribí con mi voluntario de Cáritas, Pablo Aldai, que es mi profesor de conversación estructurada de CÁRITAS SUR.  Soy de Delani, cerca de Tambacunda, en el interior de Senegal, donde se malvive del ganado y del campo porque no hay otros medios. Allí todos éramos pobres. Al morir mi madre, mi padre se casó con otra mujer. Pero con sus hijos y su familia no había buena relación, así que por consejo de un amigo decidí salir. Allí dejé a mi padre, que murió en 2018, y también  a una hermanita cuando ella tenía 12 años. Mi primer destino fue Dakar, la capital de Senegal, donde permanecí durante 7 meses trabajando en el mar. De ahí, en patera, llegué a las Canarias, a Tenerife, de donde fui repatriado.

En otro intento, ahora desde Marruecos, llegué a Gran Canaria, desde donde me trasladaron a la Península, concretamente a Roquetas de Mar. Pero aquí sólo me relacionaba con africanos, de forma que no me integré en absoluto ni aprendí apenas unas palabras de castellano.

Quería migrar a Francia y, por ello, la casualidad me llevó a hacer una escala en Vitoria, donde estuve unos días. Llegué a París y permanecí durante 2 meses, pero allí me sentí completamente solo. Es por eso por lo que regresé a Vitoria-Gasteiz. Aquí los primeros días fueron muy malos e incluso dormía en cajeros de banco. Pero enseguida pude recurrir a los Servicios Sociales y a CÁRITAS con lo que la cosa cambió. Empecé con el aprendizaje del idioma a través de ADRA, CÁRITAS y EPA.

Accedí al taller ocupacional de CÁRITAS y comencé a cursar diferentes formaciones para mantenerme ocupado y en previsión de poder emplearme. De esta forma he realizado cursos de soldadura, de pintura, de revestimientos de construcción, de mecánica, de trabajos verticales…etc.  Gracias a este último, y por medio de un amigo, contacté con la empresa SERABI, de trabajos verticales, cuyo gerente accedió a apoyarme con una oferta de trabajo.

Con esto comenzó en noviembre de 2020 un proceso largo y complejo de legalización —muy ralentizado además por la pandemia de COVID 19—, que ha concluido felizmente con un permiso de trabajo. Es así como, desde octubre del 2021, trabajo en la citada empresa, gano mi sueldo y puedo aspirar a un proyecto de vida. Mi intención es quedarme en Vitoria. Es aquí donde he encontrado oportunidades y a las personas que fuera de mi país me han permitido llegar de la nada hasta mi situación actual.  Ahora quiero céntrame en acceder a una vivienda propia y en obtener el carnet de conducir. También me gustaría encontrar pareja, pero eso es más complicado para mí en Vitoria. Deseo también viajar a Senegal en cuanto pueda, para visitar a mi hermana que ahora tiene 23 años y dos hijos. Me gustaría traerla aquí, pero eso es otro escollo en mi vida… ¡Ah! Y mi compañero de CÁRITAS me dice que mejore mi castellano, que, si no, me devuelve en patera a Senegal o París, ja, ja, ja…

También quisiera empezar con el euskara, pero debe ser bastante difícil. Esta es mi historia de migrante vasco–senegalés. Y quiero dar las gracias a muchas personas que se han cruzado en mi camino, que sin ellas esto hubiera sido imposible. Doy las gracias a Pablo, Inma, Roge, Raquel… y a entidades como CÁRITAS, Cruz Roja, Lanbide, ADRA, EPA… Gracias a todos y por todo.

Un gran abrazo con amor.

Sylla Thiemokho